A lo largo de la historia, parece ser que ha sido evidente la necesidad de separar entre dislexia adquirida y dislexia evolutiva o de desarrollo. El primer caso se trata de aquel sujeto que no puede leer y escribir sin errores, después de haber accedido correctamente a dicho aprendizaje, debido a una lesión cerebral o traumatismo. En el caso de dislexia evolutiva, sin embargo, el sujeto tiene dificultad para adquirir la capacidad lectora y de la escritura.
Hoy en día, la mayoría de estudiosos coinciden en clasificar la dislexia evolutiva en tres subtipos. Por un lado, los síndromes audiofonológicos; por otro, los visoespeciales, y un tercer grupo que abarcaría ambos tipos de dificultades. En el primer caso, nos encontramos con sujetos con retraso del lenguaje, trastornos articulatorios, dificultades para denominar objetos, errores en la lectoescritura debido a las dificultades que presentan en la correspondencia grafema-morfema y un CI verbal menor al manipulativo. En el caso de los disléxicos visoespaciales, los problemas que manifiestan son de orientación, de reconocimiento de objetos familiares por el tacto, presentan una calidad de la letra pobre, errores de lectoescritura debido a dificultades en la codificación de la información visual (inversiones de letras y palabras, escritura en espejo, etc.) y un CI verbal mayor al manipulativo.
Ya en 1962 Myklebust y Johnson consideraron útil, a nivel pedagógico, diferenciar los dos tipos de dislexia anteriormente citados. Por un lado, la dislexia auditiva que englobaría las dificultades para discriminar sonidos, reconocer pautas sonoras, secuencias, palabras, órdenes e historias y, por otro, la dislexia visual que se caracteriza por los problemas para seguir y retener secuencias visuales, análisis e integración visual de rompecabezas, cambios o inversiones de letras y confusión de letras y palabras similares. Sin embargo, Mc Grady (1968) ya advirtió que no todos los sujetos disléxicos se clasifican en estos dos tipos sino que muchos de ellos pueden presentar características de ambos.
Otras investigaciones, no obstante, delimitan los subtipos de dislexia de otro modo. De esta manera diferencian cinco tipos: 1) dislexia con síndrome de trastorno lingüístico, dificultades auditivas, anomia, trastorno en la comprensión y dificultades en la discriminación de sonidos; 2) dislexia con trastornos visomotores, problemas articulatorios, dificultades grafomotrices y en la combinación de sonidos; 3) dislexia con síndrome de alteraciones visoperceptuales, trastornos visoespaciales, problemas de memoria y discriminación visual; 4) dislexia con dificultades de secuenciación fonética, con dificultades de repetición y 5) dislexia con trastornos de memoria verbal.
Desde el punto de vista del procesamiento de la información se han clasificado los diferentes subtipos de dislexia según el proceso normal de adquisición de la lectura y la escritura. De esta manera, se identifican tres subtipos de dislexia, que son: a) dislexia fonológica, la cual manifiesta dificultad en el componente fonológico, presentando problemas para representar la imagen sonora del grafema -por lo que presentan dificultades para acceder al significado de las palabras-, errores derivacionales y cometen más errores y disminuyen su velocidad lectora ante palabras desconocidas para el sujeto; b) dislexia morfémica, originada por una perturbación en el procesador visual, en la que se presentan distorsiones de la extensión y formato de la palabra y c) dislexia visual analítica, que presenta problemas principalmente en la función analítica del procesador visual, presentando problemas en la identificación de las posiciones de las letras.
Luis Lozano (1994), por su parte, hace una clasificación de la dislexia en función de si los aspectos deficitarios se encuentran en los componentes implicados en la ruta léxica de la lectura o en la fonológica.
La dislexia superficial sería, pues, la que presenta un funcionamiento alterado de los módulos que intervienen en la ruta léxica y los principales síntomas serían una lectura más correcta de palabras regulares que la de irregulares, regularizaciones de palabras irregulares, comprensión basada en la pronunciación y no en la forma escrita, frecuente confusión de homófonos, no existe influencia de las dimensiones concreto-abstracto o contenido-función.
La dislexia producida por una alteración de la ruta fonológica es la conocida como dislexia fonológica y la describe según unos síntomas críticos –encontrados en todos los pacientes- y otros asociados –encontrados en la mayoría de los pacientes-. Entre los primeros destaca la lectura de pseudopalabras deteriorada en comparación con la lectura de palabras, errores visuales u ortográficos en la lectura de palabras, aunque no semánticos ni efecto de concreción u disgrafía. Entre los segundos están la lectura de pseudopalabras con pocas omisiones, muchas palabras con parecido visual y algunas incorrectas y la lectura de palabras con errores derivativos.
Otra autora, Natalia Calderón, agrupa las clases de dislexia en los dos tipos citados al inicio de este apartado: uno, la dislexia adquirida (producida por alteraciones en la ruta de acceso al significado) y la otra, la dislexia del desarrollo (causada por inmadurez cerebral). En el primer grupo, ella incluye la dislexia fonológica, superficial, semántica, profunda, auditiva y visual, mientras en el segundo agrupa evolutiva y profunda.
En resumen, existen casi tantas clasificaciones de los tipos de dislexia como autores o, por lo menos, como criterios para agruparlas. Así, a parte de las descritas por los autores comentados anteriormente, podemos destacar las siguientes. Según Border (1973): dislexia disfonética, dislexia diseidética y dislexia mixta. Según Bakker (1979): dislexia lingüística; dislexia perceptiva y dislexia mixta. Según Mattis (1975): dislexia con alteración primaria del lenguaje, dislexia con trastorno articulatorio-grafomotor. Y según autores como Baddeley (1982), Coltheart (1983), Temple (1983) o Marshall (1984): dislexia superficial, dislexia fonológica y dislexia profunda, entre otras.
Contrariamente a tantos intentos por clasificar los diferentes tipos de dislexia en función de las características comunes encontradas en los distintos patrones clínicos, en las últimas publicaciones se presenta la dislexia como única -aún admitiendo la diversidad de dificultades que pueden manifestar los sujetos- atribuyendo al fallo fonológico la base de todas las dislexias (Shaywitz, 1998) y (Swank, 1999).
Bibliografía
• Esclat Lovat, Joan. “La dislexia. Un enfoque rehabilitador en la lecto-escritura”. Isep textos. 1999
• Oltra Abarca, Vicente. “Dislexia: Información, Diagnóstico y Tratamiento de la Dislexia”. Artículo extraído de: http://www.psicopedagogia.com/
• Rivas Torres, Rosa Mª y Fernández Fernández, Pilar. “Dislexia, disortografía y disgrafía”. Ediciones Pirámide, S.A. 1994.
• Artigas, Josep. “15 cuestiones básicas sobre la dislexia”. Coorporació Sanitària Parc Taulí. 2005. Artículo extraído de: http://www.cspt.es/
Hoy en día, la mayoría de estudiosos coinciden en clasificar la dislexia evolutiva en tres subtipos. Por un lado, los síndromes audiofonológicos; por otro, los visoespeciales, y un tercer grupo que abarcaría ambos tipos de dificultades. En el primer caso, nos encontramos con sujetos con retraso del lenguaje, trastornos articulatorios, dificultades para denominar objetos, errores en la lectoescritura debido a las dificultades que presentan en la correspondencia grafema-morfema y un CI verbal menor al manipulativo. En el caso de los disléxicos visoespaciales, los problemas que manifiestan son de orientación, de reconocimiento de objetos familiares por el tacto, presentan una calidad de la letra pobre, errores de lectoescritura debido a dificultades en la codificación de la información visual (inversiones de letras y palabras, escritura en espejo, etc.) y un CI verbal mayor al manipulativo.
Ya en 1962 Myklebust y Johnson consideraron útil, a nivel pedagógico, diferenciar los dos tipos de dislexia anteriormente citados. Por un lado, la dislexia auditiva que englobaría las dificultades para discriminar sonidos, reconocer pautas sonoras, secuencias, palabras, órdenes e historias y, por otro, la dislexia visual que se caracteriza por los problemas para seguir y retener secuencias visuales, análisis e integración visual de rompecabezas, cambios o inversiones de letras y confusión de letras y palabras similares. Sin embargo, Mc Grady (1968) ya advirtió que no todos los sujetos disléxicos se clasifican en estos dos tipos sino que muchos de ellos pueden presentar características de ambos.
Otras investigaciones, no obstante, delimitan los subtipos de dislexia de otro modo. De esta manera diferencian cinco tipos: 1) dislexia con síndrome de trastorno lingüístico, dificultades auditivas, anomia, trastorno en la comprensión y dificultades en la discriminación de sonidos; 2) dislexia con trastornos visomotores, problemas articulatorios, dificultades grafomotrices y en la combinación de sonidos; 3) dislexia con síndrome de alteraciones visoperceptuales, trastornos visoespaciales, problemas de memoria y discriminación visual; 4) dislexia con dificultades de secuenciación fonética, con dificultades de repetición y 5) dislexia con trastornos de memoria verbal.
Desde el punto de vista del procesamiento de la información se han clasificado los diferentes subtipos de dislexia según el proceso normal de adquisición de la lectura y la escritura. De esta manera, se identifican tres subtipos de dislexia, que son: a) dislexia fonológica, la cual manifiesta dificultad en el componente fonológico, presentando problemas para representar la imagen sonora del grafema -por lo que presentan dificultades para acceder al significado de las palabras-, errores derivacionales y cometen más errores y disminuyen su velocidad lectora ante palabras desconocidas para el sujeto; b) dislexia morfémica, originada por una perturbación en el procesador visual, en la que se presentan distorsiones de la extensión y formato de la palabra y c) dislexia visual analítica, que presenta problemas principalmente en la función analítica del procesador visual, presentando problemas en la identificación de las posiciones de las letras.
Luis Lozano (1994), por su parte, hace una clasificación de la dislexia en función de si los aspectos deficitarios se encuentran en los componentes implicados en la ruta léxica de la lectura o en la fonológica.
La dislexia superficial sería, pues, la que presenta un funcionamiento alterado de los módulos que intervienen en la ruta léxica y los principales síntomas serían una lectura más correcta de palabras regulares que la de irregulares, regularizaciones de palabras irregulares, comprensión basada en la pronunciación y no en la forma escrita, frecuente confusión de homófonos, no existe influencia de las dimensiones concreto-abstracto o contenido-función.
La dislexia producida por una alteración de la ruta fonológica es la conocida como dislexia fonológica y la describe según unos síntomas críticos –encontrados en todos los pacientes- y otros asociados –encontrados en la mayoría de los pacientes-. Entre los primeros destaca la lectura de pseudopalabras deteriorada en comparación con la lectura de palabras, errores visuales u ortográficos en la lectura de palabras, aunque no semánticos ni efecto de concreción u disgrafía. Entre los segundos están la lectura de pseudopalabras con pocas omisiones, muchas palabras con parecido visual y algunas incorrectas y la lectura de palabras con errores derivativos.
Otra autora, Natalia Calderón, agrupa las clases de dislexia en los dos tipos citados al inicio de este apartado: uno, la dislexia adquirida (producida por alteraciones en la ruta de acceso al significado) y la otra, la dislexia del desarrollo (causada por inmadurez cerebral). En el primer grupo, ella incluye la dislexia fonológica, superficial, semántica, profunda, auditiva y visual, mientras en el segundo agrupa evolutiva y profunda.
En resumen, existen casi tantas clasificaciones de los tipos de dislexia como autores o, por lo menos, como criterios para agruparlas. Así, a parte de las descritas por los autores comentados anteriormente, podemos destacar las siguientes. Según Border (1973): dislexia disfonética, dislexia diseidética y dislexia mixta. Según Bakker (1979): dislexia lingüística; dislexia perceptiva y dislexia mixta. Según Mattis (1975): dislexia con alteración primaria del lenguaje, dislexia con trastorno articulatorio-grafomotor. Y según autores como Baddeley (1982), Coltheart (1983), Temple (1983) o Marshall (1984): dislexia superficial, dislexia fonológica y dislexia profunda, entre otras.
Contrariamente a tantos intentos por clasificar los diferentes tipos de dislexia en función de las características comunes encontradas en los distintos patrones clínicos, en las últimas publicaciones se presenta la dislexia como única -aún admitiendo la diversidad de dificultades que pueden manifestar los sujetos- atribuyendo al fallo fonológico la base de todas las dislexias (Shaywitz, 1998) y (Swank, 1999).
Bibliografía
• Esclat Lovat, Joan. “La dislexia. Un enfoque rehabilitador en la lecto-escritura”. Isep textos. 1999
• Oltra Abarca, Vicente. “Dislexia: Información, Diagnóstico y Tratamiento de la Dislexia”. Artículo extraído de: http://www.psicopedagogia.com/
• Rivas Torres, Rosa Mª y Fernández Fernández, Pilar. “Dislexia, disortografía y disgrafía”. Ediciones Pirámide, S.A. 1994.
• Artigas, Josep. “15 cuestiones básicas sobre la dislexia”. Coorporació Sanitària Parc Taulí. 2005. Artículo extraído de: http://www.cspt.es/
Sheila García
Diciembre, 2009